lunes, 14 de marzo de 2016

¡Viva la músic…!

Publicado originalmente en Enter.co

Durante los últimos meses he estado dedicado a recuperar un aspecto de mi vida que se había disuelto un poco entre las responsabilidades laborales y la falta de juicio: la música. Por eso me encanta la relativa facilidad con que, gracias a Internet, todo se puede encontrar hoy mucho más fácil que hace algunos años.

Partituras, pistas, letras, obras completas, fragmentos… hace no más de dos o tres lustros, encontrar una partitura implicaba una visita al conservatorio, a la biblioteca de alguna universidad o a los almacenes de música; hoy están 'al alcance de la red', casi siempre en archivos descargables y por un precio cómodo. 

Pistas, casi las que uno quiera. He encontrado la mayoría de ellas en iTunes, por un valor medio de 0,99 dólares. Me gusta la ópera, así que no deja de ser curioso que en el mundo virtual las pistas no se encuentren como backgrounds, sino agregando la palabra “karaoke” a la pieza que uno busca: La donna è mobile karaoke… 


Gracias a la influencia y las enseñanzas de Wilson de Jesús –un amigo músico–, también he aprendido a manejar programas de edición y producción musical, de manera que si no consigo una pista, puedo transcribir la partitura, ajustarla a mi tono de voz y hacerle todos los arreglos (o daños) que quiera.

Sin embargo, hay algo que me entristece de todas estas ventajas actuales, y es la aún mayor facilidad con la que quienes distribuyen la música omiten o equivocan datos importantes de las obras que suben a la red. 

No resulta difícil hoy día encontrar que ‘Nessun dorma’ es de Andrea Bocelli o de Luciano Pavarotti, pues quienes la cargan (en forma de música, partitura o letra) no se toman la molestia de especificar que esta pieza pertenece a la ópera ‘Turandot’, de Giacomo Puccini. Escasamente escriben el intérprete, y lo hacen de una manera que el usuario lo entiende como si fuera el compositor. Lo mismo sucede con ‘Si nos dejan’, de Luis Miguel, o con títulos como ‘Te quiero dijiste’, que a veces es más fácil de encontrar como ‘Muñequita linda’, porque así dice el estribillo.

En el servicio de streaming que ofrece mi operador celular como parte del plan no siempre se encuentra la información completa de la pieza que uno está escuchando, que usualmente estaba en las cajas de los CD y que algunos teníamos la costumbre de consultar. También me llevé una gran decepción cuando puse el canal de ópera del mismo servicio y empezaron a sonar boleros, seguramente porque quienes los cantaban eran cantantes líricos... pero de la ópera al bolero hay un trecho largo, así lo cante Plácido Domingo.

Y creo que lo que se perdió, se perdió. No confío en que quienes suben las piezas a la red con información errada o incompleta vayan a hacer el menor esfuerzo por corregirla. Creo que ni siquiera los sellos discográficos ponen de su parte para que los usuarios tengamos la información completa, al menos apoyando la labor de bases de datos como Gracenote, que en ocasiones no hacen más que reproducir y multiplicar los errores con los que los usuarios la alimentan.

Gracias a Internet, la música hoy es más fácil de conseguir, pero al parecer va a ser imposible de conservar.