sábado, 30 de junio de 2007

Ellos criaron fama y nosotros nos echamos a dormir...

Hace ya casi un año, antes de comenzar la temporada de ópera, apareció en el periódico un artículo sobre dicho evento que contenía un par de imprecisiones. Me dirigí al editor de Cultura, quien acogió mis correcciones, a las que agregué una observación: ¿Por qué seguir reduciendo la lista de tenores famosos a José Carreras, Luciano Pavarotti y Plácido Domingo? Partiendo de la base de que no se trataba de un error, el editor me dijo que no se podía negar que son los más conocidos y que seguramente a la gente no le sonarían familiares nombres como el de Rolando Villazón, Marcelo Álvarez o José Cura.

Y sí, tiene razón... pero con ese argumento nos podríamos quedar años, viviendo de la gloria pasada de tres grandes exponentes cuyos reemplazos ya no son una promesa para el futuro, sino una realidad. Y una realidad mejorada, porque la generación actual de cantantes líricos está conformada por artistas integrales, que además de tener una técnica vocal muy depurada son buenos actores e intérpretes, y cuya figura no corresponde precisamente a la del estereotipo del gordo que todo el mundo tiene en la cabeza.


Plácido Domingo, Luciano Pavarotti y José Carreras

El propio Villazón es uno de ellos. Este mexicano tienen un gran carisma en el escenario e interpreta sus papeles de una forma convincente, sin caer en exageraciones. Incluso en conciertos tiene una manera de llegar al público que genera empatía inmediata. De los tenores actuales, quizás tiene la voz que menos me gusta. Y cuando digo "la que menos" no quiere decir que no me guste, sino que me gustan más las de otros. La voz de Villazón tiene un timbre desesperantemente igual al de Plácido Domingo, pero creo que su técnica es mejor y le permite tener unos pianos (notas suaves) más agradables.

En la lista de talentos presentes, el que quizás más deslumbra por la facilidad de sus notas agudas y la claridad de su voz es un peruano: Juan Diego Flórez. Si quisiera nombrarse como el sucesor de alguien, tal vez sería el de Alfredo Kraus. Y no es un tenor que base su éxito solo en la facilidad de sus agudos: he tenido la oportunidad de ver algunos videos de presentaciones en vivo y documentales, y realmente es impresionante la manera como mantiene la calidad en toda la extensión de sus voz, desde las notas más graves... Se puede decir que prácticamente no falla una. No es común ver un tenor cantar el aria 'Ah, mes amis', de la ópera 'La hija del regimiento' (exigente, con la bobadita de nueve do de pecho -que es como el equivalente al gol olímpico-) y acceder a repetirla ante la ovación del público... Y a repetirla como si nada, como si no la acabara de cantar ya una vez.

En la lista también aparecen el argentino Marcelo Álvarez (del que destaco su potencia y sensibilidad en el escenario), el italiano (de origen francés) Roberto Alagna (aunque a veces lo siento un poco exagerado en el escenario, también es un artista muy completo) y otros como Fernando de la Mora, Ramón Vargas... Todos tenores...

Lamentablemente, los barítonos no suelen ser tan conocidos por el público en general. Digamos que la voz del tenor es más 'comercial' y por eso sus nombres son más fáciles de identificar. Pero entre los barítonos de la vieja guardia no dejo de quitarme el sombrero ante Juan Pons (España), a quien tuve la oportunidad de ver en vivo en un concierto en Bogotá, en el que invertí mis ahorros de estudiante universitario... y no me arrepiento. También pude ver en vivo a Justino Díaz (Puerto Rico), quien ante la enfermedad del propio Pons realizó un estupendo Barón Scarpia en un montaje de Tosca en el Teatro Colón.

De los actuales, el que más me gusta es un ruso llamado Dmitri Hvorostovsky. Creo que mi lista de preferencias acá no es muy larga, aunque en las temporadas de zarzuela que se realizan en Bogotá he tenido la oportunidad de escuchar voces muy buenas, como la del cubano Nelson Hernández y la de un español cuyo nombre se me escapa en este momento.

No soy un experto en el mundo del canto lírico femenino, pero si alguien insiste en que las cantantes de ópera son unas gordas feas, lo invito a averiguar un poco sobre la rusa Anna Netrebko y sobre la rumana Angela Gheorghiou, dos mujeres muy bonitas y con grandes atributos vocales. Sobre todo -a mi muy personal juicio-, la rusa, a la que es un deleite ver cantar, por la facilidad, gusto y calidad con que lo hace.

Lamentablemente, en Bogotá solo hay una corta temporada de ópera cada año (2, a lo sumo 3 títulos, con unas 5 o 6 presentaciones de cada uno) y el público en general no identifica muchos más nombres que los de Valeriano Lanchas y Martha Senn (todavía). Cómo se extrañan los tiempos de 5 títulos por temporada, cuando se podía disfrutar la presencia de figuras de la talla de Pons, de Carlo Bergonzi... No hace mucho pasaron por acá una chilena, Cristina Gallardo, que también hace una gran carrera en el mundo, y el mexicano Fernando de la Mora, de quien no volví a escuchar mucho, pero que en su momento fue una figura importante.

Pero hoy Colombia no es una escala obligada para los grandes cantantes líricos y las entidades que promueven manifestaciones artísticas como la ópera y la zarzuela tienen que hacer esfuerzos muy grandes para satisfacer al público que gusta de estos espectáculos. Quisiera yo saber, por ejemplo, si a Ópera al Parque se le mete tanta plata como a Rock al Parque... seguro que no.

Seguramente también pasarán muchos años y los nombres de Plácido Domingo, José Carreras y Luciano Pavarotti seguirán siendo los referentes obligados a la hora de hablar de tenores, porque a pesar de la proliferación de promesas ya cumplidas, los medios, el mercado y el interés por los géneros líricos siguen sobreviviendo de las glorias del pasado...