domingo, 20 de abril de 2008

Ópera para ‘dummies’…

Acabo de ver la presentación de 'La traviata' de la Fundación Arte Lírico, en el nuevo auditorio de Cafam de la Floresta (muy bonito, por cierto; no lo conocía), y tengo una cantidad de cosas dándome vueltas en la cabeza.

Fui con una pareja de amigos, ya que ella (la ella de la pareja) estaba muy interesada en aprender un poco sobre los géneros líricos, y todo parece indicar que el conjunto de lo que vio en escena le gustó.

Lo primero que hay que decir es que se trataba de un montaje tradicional. Nada de ideas locas por parte del director escénico ni puestas en escenas raras y vanguardistas. Lo no tan bueno del asunto es que en estos montajes tradicionales se cae en los vicios de la ópera de los viejos tiempos: cantantes más preocupados por su voz y por pararse bien en el escenario que por actuar.

Claro: de las voces no hay queja. Los papeles principales estuvieron a cargo de una muy lucida Beatriz Mora, de un Adolfo Casas* que me sigue gustando más cuando canta a voz plena que cuando hace pianos (notas suaves) y de un magnífico Luis Cansino, que quizás sea de los mejores barítonos que han cantado en los escenarios colombianos. 

En los papeles secundarios se hubiera deseado un mejor barón Duphol y quizás un doctor Grenville de edad más avanzada, aunque es cierto que hoy día uno va a urgencias y lo atienden unos muchachitos que parecen más practicantes que cualquier otra cosa… Pero bueno.

De regreso al tema de la actuación, tengo comentarios muy precisos: al espectador le gustaría ver un Alfredo más enamorado de Violetta, una Violetta más alegre y desparpajada, y un coro que actúe como si realmente estuviera en una fiesta. Además, en una fiesta más cercana a un ambiente de burdel que a unos 15 años clásicos. 

El tema de Violetta es complejo, sobre todo cuando canta la famosa aria Sempre líbera… bueno, Siempre libre, ya que una de las particularidades del montaje era su traducción al español. El asunto es que cuando una mujer dice que quiere ser libre y divertirse en la vida, pues debe actuar como si realmente quisiera ser libre y divertirse en la vida. No puede quedarse en un par de movimientos en el escenario y con abrir los brazos como única manifestación de la libertad y la alegría.

Obviamente estoy hablando de las grandes ligas, pero me encantaría que los lectores pudieran ver la versión de La Traviata interpretada por Anna Netrebko y Rolando Villazón (el video está a la venta en tiendas de música). Es un montaje más vanguardista y tiene un par de cosas que no terminan de cuadrarme, pero lo realmente interesante es la actuación de los protagonistas. Alfredo SE VE enamorado de Violeta y a ella se le nota que quiere SER LIBRE Y FELIZ. Y al final de cuentas los dos parecen estar tan seguros de sus cualidades vocales, que el tema de la voz se queda en un segundo plano frente a la actuación.

En cuanto al montaje de Arte Lírico como tal, me queda la sensación de que los sirvientes de Violetta sirven mucho como relleno… salen sobrando en varias de las ocasiones en que aparecen. Me parece curioso que el último acto se desarrolle en un hospital, no en casa de Violetta (como es lo usual), pero más extraño me parece que se trata del único hospital en que las camas están convenientemente separadas de la pared, para que los personajes puedan pasar sin taparse unos a otros. 

Yo le pondría algo al bastón de Giorgio Germont para que no suene tan duro cada vez que camina, pues hace un ruido que al menos a mí me chocaba en medio de la música. Y, como ya lo dije, me encantaría un coro actor, no unas cuantas docenas de personas mirando al frente para cantar cuando les toca y tratando de actuar cuando se quiere mostrar el ambiente de la escena. Ah… y trataría de usar una escenografía en la que los telones de fondo sean más una continuidad del espacio donde se mueven los actores… realmente no luce bien la sombra de los intérpretes sobre un telón en que aparece una fuente en dos dimensiones… Tal vez eso era lo normal antes, porque era lo que había; ya no. 

A veces me pregunto si el tamaño del escenario influye en estas situaciones, en que los actores parecen tener demasiado espacio y el director no sabe cómo llenarlo. La mejor puesta en escena que he visto de la famosa ópera Aida se realiza en un escenario tan pequeño, pero tan bien aprovechado (el Giuseppe Verdi, de Busseto, Italia) que uno realmente no extraña una gran boca donde quepa el ejército egipcio en pleno.

Pero lo más curioso de todo es que si uno compara este montaje de La Traviata con el más reciente que se presentó en el Teatro Colón, no tiene mucho que envidiarle… Quizás la escenografía de aquel era un poco más elaborada, por usar algún término, pero las grandes figuras nacionales que trajeron para interpretar a Violetta y Alfredo tampoco parecían enamoradas ni con ganas de ser libres y divertirse…

Personalmente, creo que los montajes clásicos ya están tan trillados que deberían ser muy cercanos a la perfección, más que simplemente buenos. Pero más allá, creo que en Colombia deberían atreverse a hacer cosas un poco menos tradicionales, sobre todo si la idea es captar un público joven, que debería ser lo que quisieran las compañías de teatro lírico en este momento.

A mi amiga, que jamás en la vida había ido a una ópera, le gusto el conjunto general de lo que vio en el escenario, pero aún así quería a un Alfredo más enamorado y a una Violetta más desparpajada… 

El mundo ha evolucionado mucho en el tema de los cantantes-actores y creo que en Colombia hay que seguir estos pasos… los cantantes-cantantes se ven muy bien y se escuchan mejor en los conciertos, no tanto en las representaciones teatrales. Y estoy seguro de que los cantantes que vi hoy en el escenario son mejores actores que eso, pero necesitan que el director escénico les ayude, no importa si el montaje es clásico o vanguardista…

La Fundación Arte Lírico se ha especializado en el mundo de la zarzuela, de manera que medírsele a hacer ópera parece una labor compleja, pero realmente para una compañía de su recorrido debe serlo menos de lo que parece.

Esta fue la primera obra de la temporada y seguramente lo que se diga en este espacio no va a ser el norte para lo que queda… pero creo que siempre hay espacio para mejorar y las compañías líricas no deberían ahorrar esfuerzos para hacerlo, sobre todo cuando se nota dónde se puede hacer. No nos podemos quedar toda la vida haciendo ópera para dummies...

* Adolfo Casas fue mi maestro de canto cuando estuve estudiando en Cuba. De él puedo decir que tiene una voz más buena que bonita, muy técnica.