domingo, 19 de agosto de 2007

El que más sube no es el que mejor canta

Tres o cuatro personas me han enviado mensajes por correo electrónico en los que me recomiendan un video en el que un cantante aficionado llamado Paul Potts se presenta en uno de tantos realities que se emiten hoy a lo largo y ancho del mundo.

Se trata de un tipo común y corriente (un vendedor de celulares, incluso más bien humilde) que se para en el escenario a cantar ópera, ante la mirada escéptica e incluso burlona del jurado. La pieza escogida es nada más y nada menos que ‘Nessun dorma’, una de las arias más reconocidas y exigentes del repertorio universal.

Durante el transcurso de la interpretación y al final (ustedes pueden verlo), la gente se enloquece, llora, aclama al artista… el jurado reconoce las virtudes del cantante y lo sube al pedestal de la fama. Y no es para menos, el tipo es bueno… para el nivel de un reality. Sin embargo, le falta mucho, realmente mucho, para ser un verdadero cantante de ópera.

La idea no es demeritar de manera alguna la presentación de este Paul Potts, que en manos de un maestro seguramente haría una carrera interesante, sino utilizar un ejemplo de la vida real para ilustrar un fenómeno muy extendido en el mundo del canto lírico: el culto a las notas agudas.

La voz debe ser uniforme, desde la nota más grave (la más baja) hasta la más aguda (la más alta). Evidentemente, las notas más altas son más difíciles de alcanzar, por eso generan tanta veneración entre el público. Pero parte del éxito para alcanzarlas está en que las demás notas también se produzcan de manera adecuada. Ese es uno de los aspectos de los que se ocupa la técnica vocal.

Una voz bien educada debe mantener sus características en toda su extensión. Salvo por el hecho de que unas notas son graves y otras agudas, debe ser consistente desde la más baja hasta la más alta… se debe notar que está cantando la misma persona.

Para no montársela solo a Potts, hablemos de uno más famoso: Andrea Bocelli. Para mi gusto, es un gran cantante popular, cosa que debe, seguramente, al hecho de manejar una técnica basada en la utilizada en el canto lírico. Pero cuando el tipo canta ópera, se le nota mucho lo popular. Su registro medio realmente no es bueno, pero tiene una facilidad para los agudos que encanta a quienes quedan satisfechos con el alarido al final de una pieza.

Si hay algo que identifica una voz bien educada es… cómo decirlo… es una voz en la que incluso en las notas suaves no se desperdicia una gota de aire. Hay cantantes (vuelvo al caso de Potts) a los que les sale más aire que voz… Hay cantantes, como Bocelli, con una voz muy lisa… Hay cantantes cuya mejor carta de presentación son las notas agudas, pero que lamentablemente se olvidan del resto de la voz.

A continuación, publico varios enlaces a videos en los que diferentes cantantes interpretan la misma pieza: ‘Nessun dorma’, de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini.

Parto de la base de que Potts no es un cantante profesional y que, por consiguiente, el objetivo del ejercicio no es demostrar por qué su interpretación no me parece tan buena fuera del contexto de un reality, sino para que ustedes, mis dos o tres fieles lectores, comiencen a identificar las diferencias entre un cantante profesional que domina la técnica y uno que no lo es.

Así, en orden del menos bueno al mejor, los videos son:
  • Paul Potts: una voz muy natural, poco (o nada) de técnica. 
  • Andrea Bocelli: un registro medio poco interesante, unos agudos fáciles, una voz plana en general. 
  • José Carreras: no es la pieza más adecuada para su voz, pero definitivamente ya es otra cosa. 
  • Plácido Domingo: es el único video de esta comparación de una representación en vivo, no un concierto, luego no hay micrófonos para amplificar, solo para grabar. 
  • Alfredo Kraus: dicen que nunca hizo Turandot (el papel completo del príncipe Kalaf en escena). Una voz única. ¿Esta grabación podría ser una rareza? 
  • Luciano Pavarotti: definitivamente, uno de los mejores intérpretes de esta pieza. Gran técnica, gran voz. 

'Nessun dorma'


Nessun dorma, nessun dorma
Tu pure, o principessa,
Nella tua fredda stanza
Guardi le stelle che tremano
D´amore e di speranza!
Ma il mio mistero e chiuso in me,
Il nome mio nessun sapra!
No, no, sulla tua bocca lo diro,
Quando la luce splendera!
Ed il mio bacio sciogliera
Il silenzio che ti fa mia!
Dilegua, o notte!
Tramontate, stelle, tramontate, stelle!
All´alba vincero, vincero, vincero!